: Considerado por muchos críticos como un pre-humanista, la figura de San Francisco anticipa, junto con otras personalidades importantes de su tiempo, un periodo de nuestrahistoria que, en una revitalización de carácter antropocéntrico, va a estremecer las bases deoccidente y va reorientar muchos de los postulados vigentes hasta hoy. Movidos por el deseodel fundador de la orden, los hermanos seráficos, desde su fundación, tuvieron la incumbenciade llevar la palabra de Dios y las enseñanzas de Francisco por diferentes regiones del planetahasta alcanzar las tierras del recién descubierto Nuevo Mundo para protagonizar uno de losepisodios más relevantes de nuestra historia moderna: la evangelización americana. La humildad, la sencillez de su mensaje fue, para la rígida erudición medieval, un duro golpe quedesestabilizaría las bases del conocimiento más tradicional e aparentemente inamovible. Auspiciado por el proyecto reformador emprendido por la orden, varias manifestaciones artísticaspreanunciarán la revolución cultural que se adviene con la denominada Edad Moderna.La huella de San Francisco perdurará durante los siguientes siglos y está presente hasta hoycomo un legado que se materializa en el mundo de las letras, de las artes plásticas, de la educación, de la religión misionera y en muchos más campos. Como afirma el padre José María Alonso del Val (2013), Francisco fue nuestro guía, un Jano moderno que supo mirar atrás para traernos de vuelta la verdadera vocación evangélica y anticipó con su pensamiento la renovaciónhumanista cristiana que situó al hombre en el centro de los acontecimientos y reevaluó nuestrarelación con Dios. Ignorada por una gran parte de la crítica, debido a la enorme promoción dela misión educativa de la orden jesuítica, la labor pedagógica franciscana fue mucho más alláde la escolástica vigente en la época de la fundación de esta orden menor. Esta sección pretendereunir reflexiones en torno al legado franciscano, en especial en el terreno de las humanidades yde la pedagogía como forma de aproximación al otro dentro de un proceso hermenéutico de reconocimiento inédito hasta entonces. La obra evangelizadora de la orden y su influencia alcanzacampos tan diversos como la educación, la filosofía, la traducción exegética o la literatura, hastasentimos la presencia de su mensaje en la política o en las relaciones sociales. Relaciones estasbasadas en la humildad, el afecto y en el reconocimiento del otro, impuestas por la vocación misionera de la orden. Elementos tan necesarios en nuestra convivencia diaria, que están presentesen el ideario seráfico, fueron y son trasmitidos a través de las muchas manifestaciones artísticasque recibieron la influencia del legado del Santo de Asís.
Considered by many critics as a pre-humanist, the figure of San Francisco anticipates, together with other important personalities of his time, a period of our history that, ina revitalization of anthropocentric character, will shake the foundations of the West and willreorient many of the postulates still valid today. Moved by the desire of the founder of theorder, the seraphic brothers, from its foundation, had the responsibility to carry the word ofGod and the teachings of Francis through different regions of the planet until reaching thelands of the newly discovered New World to lead one of the most relevant episodes of ourmodern history: American evangelization. Humility, the simplicity of his message was, for the rigid medieval erudition, a hard blow that would destabilize the bases of the more traditionaland apparently immovable knowledge. Sponsored by the reformer project undertaken by theorder, several artistic manifestations will preannounce the cultural revolution that comes withthe so-called Modern Age. José María Alonso del Val (2013) affirmed, Francis was our guide,a modern Janus who knew how to look back to bring back the true evangelical vocation andanticipated with his thoughts the Christian humanist renewal that placed man in the center ofand reevaluated our relationship with God. The spiritual conquest, undertaken by the Order inplaces as remote as the New World, Asia or Africa, was shaped by the systematic study of localcultures and languages and was shaped by a vast and rich bibliographical production. Ignoredby a large part of the critics, due to the enormous promotion of the educational mission ofthe Jesuit order, the Franciscan pedagogical work went much further than the scholasticismin force at the time of the foundation of this minor order. This section seeks to gather reflections on the Franciscan legacy, especially in the field of humanities and pedagogy as a way ofapproaching the other within a hermeneutic process of unprecedented recognition until then.the evangelizing work of the Order and its influence reaches fields as diverse as education,philosophy, exegetical translation or literature, until we feel the presence of its message inpolitics or in social relations. Relations are based on humility, affection and the recognition ofthe other, imposed by the missionary vocation of the order. Elements so necessary in our dailycoexistence, which are present in the seraphic ideals, were and are transmitted through themany artistic manifestations that were influenced by the legacy of the Saint of Assisi.
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