Como recurso de propaganda y de acuerdo a un patrón establecido en otras ciudades, el ejército napoleónico, nada más tomar El Puerto de Santa María en febrero de 1810, comenzó a editar un periódico en esta ciudad cuya publicación duró durante casi todo el primer año del asedio a Cádiz. Jugaba un papel estratégico de notable relevancia por su situación en primera línea del frente y por difundir las versiones más inmediatas de los mariscales franceses sobre los acontecimientos, insertando crónicas en las que presentaban una ciudad imbuida de “gozo, júbilo y diversión” por los festejos frente a la “desgracia”, la “opresión” y el “descontento” de los gaditanos, y cuyas directrices eran el triunfalismo de los éxitos franceses, el sarcasmo ante las operaciones militares del ejército inglés y el continuado alegato a la inutilidad de la resistencia española.
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