El funcionamiento de un gran hospital no se concibe sin un continuo e intenso intercambio de información entre médicos cuyo objetivo primario es el diagnóstico y tratamiento adecuados del enfermo. Sin embargo, barreras lingüísticas y burocráticas dificultan extraordinariamente esta comunicación. Los médicos no logran ser conscientes de su mutua incompresión. Se analizan los principales puntos débiles de la dinámica de la interconsulta.
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