Solamente el silencio, interior y exterior, permite que se abra paso una lectura reflexiva de las diversas sacralidades. Lectura que, solamente será fructífera si se desarrolla en un diálogo que exige el silencio propio par escuchar al otro. El silencio supone apertura al otro, en lo más profundo de su otredad. Solamente con esa condición la relación "yo-tu" puede tener como norte y objetivo la fraternidad y una ética universales. Religiosa o laica, pero universal.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados