Canon City, Josu Landa Huixquilucán, México: Afínita Editorial, 2010. 349 pp.

• Autores: Wilfrido H. Corral
• Localización: Guaraguao: revista de cultura latinoamericana, ISSN 1137-2354, Año 14, Nº. 34, 2010, págs. 165-169
• Idioma: español

• Es reseña de:

  • Canon City

    Josu Landa Huixquilucán

    2010

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• Resumen

  • Por eso, respecto al papel del canon en la estratificación y exclusión social y lingüística, Landa concuerda con Cultural Capital (1993), especie de biblia anglosajona sobre el tema de John Guillory: apocar el contenido, sea liberalmente expansivo o grande y conservadoramente establecido, para dedicarse a problemas mayores de la formación del canon. Con ese fondo Landa pasa a la «Hagiografía del autor y canon literario», la tercera y más extensa sección de su ensayo, en que la resurrección del autor (que empata con una reacción reciente previsible en todo Occidente al exceso de la «muerte» de la noción) le conduce al canon del olvido (pp. 208-224, con listas geniales en la p. 218, expandidas en las pp. 315-316). porque «en el orbe de Canon City se va formando algo parecido a unos asentamientos irregulares, que aun cuando no se integran del todo a la polis, forman parte de la geografía real de ésta» (p. 213). Así, las múltiples intenciones de Canon City se tejen en casi cada página, para: A) responder al relativismo cultural y litetario de una manera no autoritaria; B) poner en evidencia que, ante los fenómenos culturales coyunturales de la cultura actual, es obvio que la salida no es un canon predefinido, heterónomo, sino un examen de los procesos e instancias de canonización, sin estructuralismos de índoles renovadas; C) reivindicar la autonomía estética (inseparable de la moral) del individuo, aun en estos tiempos, y D) no oponerse a la canónica lireraria, como quieren algunos posmodernismos, porque lo canónico es una pulsión radical demasiado humana, y uno de los tantos efectos de poder que nos distingue, querámoslo o no. La visión un tanto extrema de ese proceder refleja esa provocación que, en complicidad con su paisano Unamuno, Landa da en llamar «efecto cabreros» (pp. 259-271), su sesuda discusión en Canon City de cómo la dignidad textual exige una revitalización crítica y creativa de la tradición humanística, desiderátum con que Landa se coloca en el desarrollo más selecto y tenovador de la teoría y crítica actual de Occidente.