Para una estrategia de recuperación sostenible post-Covid-19, la humanidad se enfrenta a dos grandes desafíos: 1. Prosperidad justa: La creación de una economía resiliente y justa que ofrezca prosperidad para todos; 2. Salud pública y planetaria: proteger la salud humana, junto con la reducción de los impactos ambientales por debajo de los umbrales de los límites planetarios, incluidas las emisiones de gases de efecto invernadero. La crisis del Covid-19 podría representar una oportunidad para respuestas que integren diferentes objetivos, o un inconveniente si se priorizan algunos sin considerar sus impactos en los demás. Se necesitan nuevos tipos de soluciones informadas para garantizar la sostenibilidad a largo plazo en términos sociales, económicos y ambientales. Este artículo aborda la cuestión de investigación: ¿Cómo podrían los países desarrollados gestionar una recuperación sostenible que proporcione una buena vida para todos dentro de la salud pública y planetaria? En primer lugar, argumenta que el crecimiento económico no es compatible con la sostenibilidad ambiental. El keynesianismo verde se basa en la hipótesis de que el crecimiento económico puede desacoplarse de los impactos ambientales, pero esto no ha sucedido y es poco probable que suceda. En segundo lugar, introduce el decrecimiento como una alternativa al crecimiento verde. El decrecimiento desafía la hegemonía del crecimiento económico y exige una reducción redistributiva democráticamente dirigida de la producción y el consumo en los países industrializados como un medio para lograr la sostenibilidad ambiental, la justicia social y el bienestar. En tercer lugar, traza la evolución reciente del término decrecimiento, de un eslogan activista a un concepto académico. Por último, pide una alianza de alternativas que puedan fomentar una transformación socioecológica profundamente radical.
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