Un estereotipo largamente cultivado es que la violencia y la radicalización de extrema derecha es un campo predominantemente masculino. Sin embargo, el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 puso de manifiesto que las mujeres representan una parte relevante de los seguidores de las teorías conspirativas que se extienden de forma transnacional desde hace unos años, como QAnon o Generation Identity. El auge del terrorismo y la violencia la extrema derecha en el mundo pide un análisis pormenorizado de las causas de radicalización de sus seguidores para poder prevenirlo y combatirlo. La cuestión es que, hasta ahora, se ha entendido que las razones por las que un sujeto masculino tiende hacia estos movimientos son las mismas que atraen a las mujeres. Este estudio pretende romper con esta línea y explicar que el público femenino tiene otras inquietudes, preocupaciones y motivos que fomentan su radicalización. Además, en este estudio se abordará cómo la jerarquía interna de los movimientos de extrema derecha reserva un lugar diferente a sus miembros masculinos y femeninos, una diferencia que debería tenerse presente a la hora de desarrollar las estrategias de lucha antiterrorista, pero que ha recibido escasa atención.
A long-cultivated stereotype is that violence and far-right radicalization is a predominantly male field. However, the assault on the Capitol on January 6, 2021 revealed that women represent a relevant part of the followers of conspiracy theories that have been spreading transnationally for a few years now, such as QAnon or Generation Identity. The rise of terrorism and extreme right-wing violence in the world calls for a detailed analysis of the causes of radicalization of its followers in order to prevent and combat it. The point is that, until now, it has been understood that the reasons why a male subject tends towards these movements are the same reasons that attract women. This study aims to break with this line and explain that the female public has other concerns, worries and motives that encourage their radicalization. In addition, this study will address how the internal hierarchy of far-right movements reserves a different place for its male and female members, a difference that should be kept in mind when developing counterterrorism strategies, but which has received little attention.
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