En este artículo considero algunas de las cuestiones que emergen del uso de fuentes múltiples y diversas a la hora de estudiar el pasado mediante una metáfora musical. Exploro tres posibles relaciones entre fuentes con grados crecientes de dificultad conceptual (unísono, consonancia y disonancia) y argumento que las disonancias no deben de ser ignoradas o dejadas de lado. Al contrario, poner el foco en los elementos disonantes puede a menudo revelar fallos en nuestras herramientas conceptuales y destacar procesos multidimensionales y tensiones históricas que llevan a comprensiones más ricas, complejas, y precisas del pasado, así como a una mejor apreciación de su uso en el presente. Finalmente, argumento que es importante ser conscientes de nuestros privilegios como ‘escritores de historia’ con capacidad para elegir a qué voces se les da prioridad en este proceso y cuales tienen un lugar secundario, y sugerido una serie de medidas para mitigar este desequilibrio.
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