A diferencia de las dinastías julio-claudia, flavia o severa, no hay acuerdo en la Historia Antigua sobre cómo agrupar y denominar a los emperadores del siglo II d. C. Las definiciones más utilizadas desde el siglo XVIII han sido y son "los Antoninos", "los Buenos Emperadores" y "los Emperadores Adoptivos", pero ninguna satisface a la hora de reagrupar agrupar, incluir o excluir a algunos de los emperadores. El primer Antonino fue el cuarto, Pío, un improvisado regente. Según las fuentes, Antoniní sólo hubo dos; sin embargo,ambos fueron ante todo Aelii. Las adopciones fueron apenas una operación de cosmética política y no cumplen lo descrito por Galba o Plinio.
Y tampoco todos fueron tan "buenos".
Lo inapropiado de estas tres clasificaciones universales es más evidente ante los 48 textos antiguos aquí reunidos. Para la autora, tras el anciano Nerva como introductor necesario, los seis emperadores siguientes- "extranjeros" según Aurelio Víctor- forman una auténtica estirpe, y muestran nacimiento, raíces, consanguinidad, parentescos y/o fuertes conexiones con la Bética. Por ello propone el término de "Ulpii Aelli", los "los ulpio-aelios" para definir a la verdadera dinastía de origen hispano que va desde Trajano hasta Cómodo, muerto éste incluso como un "Aelius" en 192 d.C.
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