El concepto de norma perversa alude a normas significativamente incumplidas, pero respecto a las cuales existe, por parte de la institución que las ha producido, una voluntad de que sean cumplidas. El resultado de esta situación es el mantenimiento, mediante la fuerza o el fraude, de una ilusión de cumplimiento que genera importantes daños al sistema institucional. En este artículo se analizan ejemplos históricos y contemporáneos de normas perversas que se inspiran en el deseo de satisfacer las demandas emocionales de los que promueven las normas, de la opinión pública o de ambas partes.
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