Argentina
La sanción de la ley 542, en 1872, constituyó la primera norma para proveer a la conformación del ejército permanente de la República Argentina. Tras la experiencia de haber participado en un agotador conflicto internacional (la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay), la cuestión central de este ordenamiento fue la atención de los dos grandes problemas del momento: la situación de las fronteras interiores, es decir el combate contra los indios o naturales; y las insurrecciones y levantamientos internos contra la autoridad nacional y los gobiernos provinciales. Esta normativa –poco atendida en términos historiográficos– retomó la difícil cuestión de dotar a las fuerzas de línea. Así, los proyectos y debates parlamentarios giraron en torno a las tradicionales formas posibles de conseguir efectivos: enganche, conscripción, voluntariado, incorporación de condenados del sistema penal, aprehensión de «vagos». En este trabajo, pienso enfocarme en esas alternativas de reclutamiento analizando los argumentos expuestos para sostener o impugnar tales herramientas durante las discusiones en el Congreso. También presentaré brevemente el significado de estos mecanismos que venían desde tiempos lejanos y fueron ratificados, más allá de los abusos y arbitrariedades que implicaban, a los que la legislación no puso fin. Recibido: 17/2/2021 – Aceptado: 16/4/2021
The establishment of a permanent Argentinean Army was ruled in 1872 following the sanction of the law 542. After the grueling international conflict of the Paraguayan War (War of the Triple Alliance), this legislation was aimed to attend two main issues: First, the matter of the internal borders, that is, the battle against the indigenous peoples; second, the internal upheavals and insurrections against the national authority and provincial governments.
This legislation, which has had scarce historiographic treatment, reintroduced the problematic issue of how to provide human resources to the standing army. As both the bills presented to the National Congress and the parliamentary debate show, the discussion pivoted around the traditional viable ways to provide soldiers to the military: hiring (enganche), draft, voluntary service, enlistment of convicts and arrest of vagrants.
In this essay, I focus on those alternative sources of recruitment analyzing the arguments debated in the Congress whether to support or impugn such instruments. In addition, I do briefly introduce the character of these old mechanisms, which were ratified in spite of their abusive and arbitrary implications and were not dismissed by the law of 1872.
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