El trauma grave es una patología tiempo dependiente al igual que el síndrome coronario agudo o el ictus isquémico agudo. La hemorragia y la coagulopatía, consecuencias del traumatismo, son una de las principales causas de morbimortalidad, especialmente si asocia acidosis e hipotermia (1), pero también de causa evitable de muerte con un adecuado tratamiento (2). Debido al alto consumo de recursos que provoca el trauma grave y la alta mortalidad que asocia, parece razonable disponer de guías de práctica clínica hospitalarias donde se organice la asistencia y los diferentes tratamientos, de acuerdo a la mejor evidencia científica, y enfocado todo ello a la reducción de los tiempos de traslado, diagnóstico y de control del sangrado.
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