El artículo pone de relieve que, a pesar de que el Camino de Santiago tiene un aspecto comercial legítimo, la Iglesia se esfuerza, con su testimonio creyente y de caridad para que el Camino sea para los peregrinos una experiencia de fe. Aunque a nivel personal puede haber distintas razones para emprender el camino, sin embargo la experiencia de soledad y austeridad inherente a la peregrinación facilita frecuentemente un encuentro con Dios.
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