El 28 de febrero de 2001 y después de una función de Mefistofele de Boito, cerraba sus puertas el coliseo mallorquín por excelencia, el Teatre Principal de Palma, para afrontar una reforma muy necesaria para adecuar el edificio a las nuevas exigencias escénicas y de seguridad. Seis años después, el próximo 20 de abril, reabrirá por fin sus puertas, aunque por desgracia, sin un título operístico.
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