En la sentencia “Reyes Jiménez”, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) condenó a España por violación del art. 8 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que reconoce el derecho al respeto de la vida privada. La demanda versaba sobre la validez del consentimiento verbal prestado por los padres del demandante con carácter previo a una intervención quirúrgica, en un posible caso de negligencia médica. Aunque el Convenio Europeo no regula la cuestión del consentimiento, en su jurisprudencia, el TEDH ha deducido la obligación del Estado de establecer un marco normativo por el que se garantice la prestación del consentimiento informado con carácter previo a una intervención en el ámbito de la salud. Dicho consentimiento no tiene que prestarse necesariamente por escrito. Sin embargo, la Ley 41/2002 exige que el consentimiento informado para una intervención quirúrgica se otorgue por escrito. La condena del Tribunal se basa en que no se habían respetado las exigencias de la ley interna y los tribunales españoles no habían justificado adecuadamente la validez del consentimiento verbal. De la sentencia se deduce que los estándares nacionales dan contenido a las exigencias del art. 8. En ella, el TEDH parece haber actuado como un tribunal de casación, más que como un órgano de supervisión del CEDH.
In the “Reyes Jiménez” judgement, the European Court of Human Rights (ECHR) ruled that Spain had violated the right to respect for private life, protected by Article 8 of the European Convention on Human Rights (ECHR). The questions raised by the applicant’s parents had concerned the validity of the verbal consent given by the applicant’s parents prior to a surgical intervention, in a potential case of medical negligence. Although the European Convention does not regulate the issue of informed consent, the ECHR caselaw has ascertained the States’ duty to adopt the necessary regulatory measures to ensure that patients are able to give informed consent prior to a medical intervention. While the Convention did not impose written consent, Law 41/2002 did require it to be in writing. According to the ECHR, the domestic courts had failed to explain why the absence of written consent had not infringed the applicant’s rights. The Court's conviction is based on the fact that the requirements of domestic law had not been respected and the Spanish courts had not adequately justified the validity of the verbal consent. It follows from the ruling that the requirements of Article 8 are determined by national standards. Rather than a supervisory body of the ECHR, in this case the European Court seems to have acted as a court of cassation.
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