Se examinan en este artículo varios microrrelatos (cuentecillos y exempla) interpolados en los capítulos 1, 8 y 13 del Quijote de 1615. Se demuestra que estos pueden leerse a la vez en relación con el texto de Cervantes y con el de Avellaneda. Se intenta demostrar de este modo que dichas formas breves están «sobredeterminadas», pues remiten a una pluralidad de factores determinantes.
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