Agnès Alexandre-Collier, David Fée
Criticado por sus extravagancias, el primer ministro británico Boris Johnson se debate entre los dos fenómenos que lo llevaron al poder: la voluntad de los partidarios londinenses del libre comercio, que quieren proyectar el reino en los mercados internacionales, y la conciencia de la degradación económica de las regiones del norte de Inglaterra. Dos fuerzas antagónicas que, sin embargo, alimentan el nacionalismo inglés.
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