Sin duda nos encontramos en un momento complejo. Cuando escribimos estas líneas, el mundo y España en particular se enfrenta a uno de los mayores retos sanitarios, económicos y sociales de las últimas décadas. La pandemia del COVID 19 lo acapara todo y va a dejar tras de sí una huella que será difícil de olvidar. El resto de las cuestiones pasan a un segundo plano. Por eso escribir de sanidad vegetal en estos momentos podría resultar accesorio, o en cierta forma banal. Pero no lo es. Esta crisis sin duda nos debe hacer replantear muchas cuestiones y entre ellas, la necesidad de establecer políticas públicas que garanticen una salud y sanidad adecuadas. Sin esta adecuada ordenación y dirección pública, estos problemas y sus consecuencias se agravan, poniendo en evidencia dos cuestiones; en primer lugar, el valor primordial que la salud tiene para cualquier persona, y por otro y muy directamente relacionado, lo necesario que resulta garantizar la disponibilidad de alimentos y que para ello es fundamental proteger nuestras plantas. Basta recordar que el 80 % de los alimentos que consumimos provienen de las plantas, y estas son nuestros “respiradores”, ya que nos proporcionan el oxígeno que necesitamos para vivir. Sólo protegiendo a las plantas, protegeremos la vida.
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