Pese a lo que piensa la mayoría, el momento no es propicio para los enemigos de la democracia. Es verdad que en los últimos años algunos autoritarios se han vuelto más fuertes. Sin embargo, en muchos casos han fracasado, incluso en países donde la gente espera cada vez más un liderazgo responsable, aun sin un gobierno democrático. Es un punto clave que pocos observadores han comprendido. La democracia no es una causa perdida; de hecho, está lista para regresar.
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