El artículo analiza el origen originante del mundo-cosmos, lo cual conlleva preguntarnos por un doble nivel radical. En el primer nivel, y como primer punto, se inquiere sobre el origen incausado de un cosmos y su dinamismo-vital increado. Como segundo punto, tratamos la razonabilidad de la existencia de este mundo causado-creado con el tiempo y su dinamismo vital por un ser-quien incausado, según sostiene la posición cristiana y en particular la posición agustiniana. En el segundo nivel se indaga sobre el carácter de un cosmos evolutivo como exigencia derivada de la razonabilidad de un mundo causado-creado y de su dinamismo-vital. Finalmente, se considera cómo ese dinamismo antropológico evolutivo, desde sus rationes seminales-causales, apunta a y culmina en el hombre-persona (mens): “ad imaginem Dei Trinitatis”.
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