La muerte y la enfermedad son fenómenos terribles para todos. Para el hombre productivo son algo más:una desgracia incomprensible que trunca sus labores.Para los que le sobreviven es dolor, vacío, afrenta. Ahí la muerte siembra, para transformarse en motivaciones perdurables con las cuales seguir las tareas de la cultura y de la política trazadas por el andar de los grandes hombres.
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