Resumen de Fármacos beta-bloqueantes: ¿unos clásicos con mucho futuro?
- español
Los fármacos beta-bloqueantes son fármacos ampliamente usados en el tratamiento de la enfermedad cardíaca isquémica, que fue el motivo inicial de su desarrollo hace 70 años, y de otras patologías como hipertensión arterial, arritmias cardíacas, insuficiencia cardíaca, hipertensión pulmonar, prevención de hemorragia por varices esofágicas, y el tratamiento de hemangiomas, migraña, glaucoma, ansiedad, temblores e hipertiroidismo. Nuevos datos sugieren la posibilidad de nuevas indicaciones. Concretamente, se están realizando varios ensayos clínicos en los que se estudia su eficacia y seguridad como fármacos contra el cáncer. Otras patologías en las que ya se han publicado evidencias básicas y clínicas preliminares que apoyarían un potencial terapéutico para los beta-bloqueantes son la migraña crónica, el síndrome de Marfan, la osteoporosis, la malaria, el tratamiento de la sepsis y de otras situaciones en pacientes críticos.
Incluso, existen datos procedentes de la experimentación básica que apoyan un papel de estos fármacos en el tratamiento de la enfermedad arteriosclerótica y que están pendientes de confirmación en la clínica. En conjunto, toda esta información nos indica que en los próximos años asistiremos al surgimiento de nuevas indicaciones terapéuticas para el viejo grupo de fármacos beta-bloqueantes.
- English
Beta-blocker drugs are widely used in the treatment of ischemic heart disease, which was the initial reason for their development 70 years ago, and other pathologies such as arterial hypertension, cardiac arrhythmias, heart failure, pulmonary hypertension, esophageal variceal bleeding prophylaxis, and the treatment of hemangiomas, migraine, glaucoma, anxiety, tremors and hyperthyroidism. New data suggest the possibility of new indications. Specifically, clinical trials are being carried out in which efficacy and safety of beta-blockers as anticancer drugs are being studied. Other pathologies in which preliminary basic and clinical evidences have already been published supporting a therapeutic potential for beta-blockers are chronic migraine, Marfan syndrome, osteoporosis, malaria and the treatment of sepsis and other situations in critical patients. Data from basic experimentation support the role of beta-blockers in the treatment of atherosclerotic disease that needs to be confirmed in the clinic. Taken together, all this information tells us that in the coming years we will witness the emergence of new therapeutic indications for the old group of beta-blocker drugs.
