Desde adentro el balcón es calle; desde afuera casa. Para quien se encuentra en él, las escenas de la vida exterior se precipitan ajenas y distintas. Para quien observa desde afuera, los habitantes del balcón se conviertenen personajes. La plaza es a la ciudad lo que la pausa a la palabra, ese espacio que le da sentido a lo que precede y sigue, el momento en el que se cobra consciencia del propio discurso, de la propia existencia.
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