La crónica es hija de la calle. Mientras el tiempo rural se mide con base en el comportamiento de las estaciones y los ciclos del cielo y de la tierra, el tiempo urbano suma sus acontecimientos con la exigencia adicional de interpretarlos. Del mismo modo en que la ciudad tiene hitos materiales que la vuelven identificable, las fechas decisivas establecen la producción cualitativa y cuantitativa de la crónica.
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