Tras la creación en 1849 de la Academia de Pintura, comienza a imponerse en Chile la influencia francesa, tanto en lo social como en las artes, de forma que las raíces culturales españolas fueron quedando en el olvido. La situación cambiará notablemente a principios del siglo XX, cuando con motivo de la celebración de los primeros cien años de vida republicana, el Gobierno chileno llame al pintor español Fernando Álvarez de Sotomayor, cuya labor pedagógica fue definitiva para la creación de una escuela chilena de pintura en torno a la denominada "Generación de 1913".
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