Durante los años que duró el régimen comunista en la Unión Soviética, los archivos del KGB permanecieron inaccesibles.
Las vidas de miles de intelectuales que habían sido detenidos sin causa, torturados, enviados a campos de trabajo y, en muchos casos asesinados, se custodiaban en el edificio de la plaza Lubianka de Moscú, sede del KGB. Fue con la llegada de la perestroika y de la glásnost cuando la Organización de Escritores, presionada por Vitali Shentalinski, propuso la creación de una comisión que pudiera dar a conocer el destino de los intelectuales rusos represaliados por el régimen.
Tras dos años de trámites burocráticos, se abrieron los archivos del Comité para la Seguridad del Estado, más conocido como el KGB
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados