Miryam Navarro Rupérez, Laia Pineda Rüegg
En 2015, el Ayuntamiento de Barcelona impulsó el Fondo extraordinario de ayudas de urgencia social a las familias con niñas, niños y adolescentes hasta los 16 años: una política social innovadora y necesaria para combatir la pobreza infantil que ya padecían 1 de cada 3 niños/as en la ciudad. Los datos disponibles revelan que, ya antes de la crisis abierta por la covid-19, la infancia es la etapa vital más vulnerada. Una amplia evaluación cuantitativa y cualitativa del Fondo 0-16 ha permitido calcular su impacto en la reducción de la pobreza material desde su impulso.
En este artículo se presentan los resultados de evaluación etnográfica del Fondo 0-16 y resalta los numerosos beneficios de la medida en la vida cotidiana y el bienestar emocional de las niñas, niños y adolescentes. Entre los impactos beneficiosos que se mencionarán, el Fondo 0-16 amplía la capacidad de las familias de gestionar su economía doméstica, dignifica y aumenta la autoestima, permite socializar desde el consumo normalizado y libera tiempo que los adultos pueden dedicar al cuidado de sus hijas e hijos, en la formación que favorezca su inserción laboral o a invertir en redes de apoyo mutuo.
Como conclusión, se pondrá en valor la necesidad de luchar contra la pobreza infantil desde el ámbito local pese a tener competencias limitadas para ello, porque es la inversión más eficaz para romper el círculo de las desigualdades, y por su impacto en la cohesión social del conjunto de la ciudadanía.
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