Housing first y violencia de género: una asignatura pendiente.
- Autores: Carmen Belchí García, Almudena Mateos Gil
- Localización: Actas del VIII Congreso de la Red Española de Política Social (REPS)[Recurso electrónico]: Cuidar la vida, garantizar la inclusión, convivir en diversidad:consensos y retos. Celebrado los días 15, 16 y 17 de marzo de 2021 en Bilbao. / coord. por Amaia Izaola Argüeso, 2022, ISBN 978-84-1319-369-4, págs. 455-469
- Idioma: español
- Enlaces
-
Resumen
El cambio de paradigma que ha supuesto Housing First en el abordaje del sinhogarismo es, ya, incuestionable. Desde 2014 diferentes programas basados en esta metodología se desarrollanen España y su crecimiento es exponencial.
En los últimos años ha crecido el consenso sobre los principios que sustentan el modelo y a niveleuropeo se han adaptado algunos de ellos a la realidad de nuestro entorno. Sin embargo, a pesarde los esfuerzos realizados, la metodología sigue careciendo de un enfoque imprescindible, una carencia que arrastra desde el modelo clásico de Pathways to Housing: un enfoque adecuado de género. En nuestra práctica diaria en La Morada Housing First, programa destinado a mujeres que están sin hogar y, como tales, sufren violencias machistas, lo vemos de forma constante.
Es habitual que nos encontremos con situaciones que nos obligan a poner en cuestión algunos de esos principios “inviolables” y que nos hacen enfrentarnos a difíciles cuestionamientos a resolver, en ocasiones, con el tiempo en contra. ¿Debe primar el respeto a estos principios, algunos tan fundamentales como el de autodeterminación, frente a la seguridad de las personas cuando éstas se encuentran en una situación de riesgo? ¿Puede convertirse el acceso a un programa Housing First en un factor de desprotección al trasladar una relación de violencia de la esfera pública de la calle, con apoyo vecinal y de recursos, a la esfera privada de una vivienda en un barrio sin arraigo ni apoyos? En el caso de La Morada Housing First la persona que tiene los derechos sobre la vivienda es siempre la mujer y eso le facilita la posibilidad de protegerse. Pero no es suficiente ya que, en ocasiones, sus decisiones estarán mediadas por la capacidad de influencia que tenga el agresor sobre ella a través de sus diferentes herramientas, desde las más manipuladoras a las más intimidatorias. ¿Y qué pasa cuando el que tiene los derechos sobre la vivienda, y por tanto el poder, es él? ¿Cómo se interviene en todos estos casos? Éstas no son cuestiones exclusivas de un proyecto Housing First para mujeres víctimas de violencia de género, ni siquiera de un proyecto Housing First. Relaciones de violencia de género se dan continuamente en todo tipo de dispositivos: centros de día, albergues, Housing Led, Housing First… y las administraciones y entidades que los gestionamos tenemos una responsabilidad sobre ello. ¿Estamos preparadas para abordar estas situaciones? Y, sobre todo, ¿están los equipos capacitados para detectar e intervenir en violencia de género? En la práctica, es necesario ser capaces de equilibrar el respeto a la autodeterminación de cada persona con el empoderamiento, trabajando desde el feminismo para la adquisición de estrategias de autoprotección y afrontamiento como claves indispensables del trabajo en violencia de género. Para ello es fundamental poner en valor su palabra, respetar sus ritmos en la toma de decisiones (cruzando esto con la exposición al riesgo), planificar junto a cada mujer un plan de seguridad o poner límites al agresor cuando ella no puede, cuestiones todas ellas que suponen protección, tanto para ella como para el equipo de apoyo.
