En el sector agrario ha existido un fenómeno de masculinización del medio rural que ha puesto de manifiesto una clara situación de desigualdad entre hombres y mujeres, con una asignaciónde roles marcada por el sexo. De ese modo, la incorporación de la mujer agraria al mercado de trabajo se ha visto frenada precisamente por los roles que esta ha venido asumiendo; lo que se refleja en la ocupación en el sector, por la escasa presencia de la mujer como trabajadora tanto por cuenta propia como por cuenta ajena. Si bien, esto no ha impedido su colaboración en las labores agrarias, aunque su trabajo se ha venido considerando como una "ayuda familiar", sin remuneración, ni reconocimiento. Lo que claramente tiene consecuencias negativas para la mujer y produce una jerarquización de la relación entre los cónyuges, una situación de desigualdad en la familia que se proyecta en la sociedad. Es cierto que se ha tratado de dar respuesta a la misma con la titularidad compartida en las explotaciones agrarias, cuestión distinta es si ha obtenido el resultado deseado.
En el caso concreto de las trabajadoras por cuenta ajena, esa situación de desigualdad se ha manifestado en el acceso al empleo y en condiciones laborales precarias; lo que igualmente las ha posicionado en una situación de inferioridad. Por tanto, es preciso analizar todos estos aspectos, los problemas que se vienen planteando en la práctica y las consecuencias derivadas de los mismos, así como las posibles soluciones al respecto.
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