Las artes figurativas del primer gótico –tanto la escultura y la pintura como las artes suntuarias, las del libro y la vidriería–, que fueron desarrolladas esencialmente en el marco de la catedral y el monasterio, ilustran a la perfección los cambios experimentados en el pensamiento y la espiritualidad de aquellos que vivieron en los albores del siglo XIII. La progresiva conquista del naturalismo fue la nota artística más genuina, característica y definitoria de las artes figurativas de la Baja Edad Media, una larga etapa cuyo arco cronológico abarca de la segunda mitad del siglo XII a comienzos del XVI.
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