Javier Miguel Martínez de Aguirre Aldaz
Las catedrales de Burgos y León ocupan un lugar preferente en el imaginario histórico-artístico español. La fachada burgalesa, con sus agujas caladas de inspiración germana, materializa el referente más conocido entre las grandes iglesias góticas. En León, la magia de las vidrieras es vista como manifestación máxima de otra seña de identidad del estilo, consistente en la progresiva sustitución de los muros por vidrieras coloreadas, anticipo terrenal del resplandor de la Jerusalén celeste. Las respectivas portadas, serenas e intelectuales las burgalesas, refinadas y complejas las de León, han contribuido a una fama bien merecida. En contraposición, la catedral de Toledo, pese a sus evidentes méritos, no ha alcanzado favor semejante entre el gran público.
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