El virus de la hepatitis C (VHC) tiene actualmente una gran importancia, por su prevalencia 1,5% en la población en general, 82 a 92% en Usuarios de drogas vía parenceral, siendo estos el grupo que tiene mayor prevalencia del VHC, por presentar mayor contagio por vía sanguínea incluso que el VIH, siendo generalmente asintomático hasta la aparición de cirrosis hepática descompensada; produciendo esta en un 2,6% a los 10 años en los pacientes monoinfectados con el virus de la hepatitis C y un 14,9% en los coinfectados con el VIH, la progresión es más rápida en los coinfectados con linfocitos CD4>200 células/ml y en pacientes que toman más de 50 gr de alcohol al día, los coinfectados con el VIH tienen una mayor mortalidad por cirrosis hepática descompensada y hepatocarcinoma que por el propio SIDA. En la actualidad disponemos de tratamiento con interferón pegilado y ribavirina con los que se puede obtener de forma global un 52% a 56% de respuestas sostenidas, que equivale a la erradicación del VHC y mejoría de la hepatitis crónica, en el genotipo 1 se obtiene un 42% a 46% de respuestas sostenidas, tratando durante 1 año; en los genotipos 2 y 3 se obtiene un 82% a 76% de respuestas sostenidas, tratando durante 6 meses, con el genotipo 4 se obtiene un 64% con tratamiento durante 1 año; en los enfermos que cumplen bien el tratamiento, la respuesta sostenida se puede incrementar hasta en un 72%. Los pacientes que no responden o que recidivan también mejora la fibrosis de la hepatitis crónica, pero en menor grado que los pacientes que obtienen la respuesta sostenida. Un problema importante son los efectos secundarios del tratamiento, que hacen que se tenga que retirar en un 14%, o que se tengan que bajar las dosis en un 42%.
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