Hace sólo siglo y medio, la aplicación de una justicia universal era, a lo sumo, un sueño, una quimera, tanto en su perspectiva de un tribunal global, personificado en la Corte Penal Internacional, como en la aplicación de un principio de justicia universal por parte de jurisdicciones nacionales. El ingente esfuerzo colectivo realizado en el siglo XX, y en este inicio del nuevo milenio, ha ido convirtiendo ese sueño en realidad, en aras al fin de la impunidad de los crímenes internacionales.
Ensuring security and a free and peaceful cohabitation between citizens constitutes a duty for states and, in general, for all public powers. This entails the duty to fight any abuse whatsoever of the human rights enshrined in legal texts, the principles of which are irrevocable and whose ignorance is not justified under any kind of circumstance or situation whatsoever.
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