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Resumen de La hermenéutica del sujeto.: Conclusiones de los cursos 1980-1982

Michel Foucault

  • Tras los cursos de los años 1978 y 1979, consagrados al análisis genealógico de la «gubernamentalidad», Foucault centra el interés de sus investigaciones en el problema de la hermenéutica de sí como técnica de vida; técnica que se había desarrollado durante toda la Antigüedad y que ponía las bases para la comprensión de la constitución del sujeto a través de un conjunto de prácticas «ascéticas» cuyo origen venía ligado hasta entonces a la aparición del Cristianismo. Con ello, se originaba, en el modo de proceder de Foucault, un desplazamiento -no exento de coherencia- del estudio del arte de gobernar a la historia del gobierno de sí. Desplazamiento que motivaba, a su vez, la apertura de un nuevo interrogante: ¿según qué juegos de verdad se constituía históricamente el sujeto, cuál era la vinculación existente entre los principios de conducta legitimados dentro de la mecánica del poder y las formas de subjetivación que posibilitaban al individuo configurarse como sujeto de una conducta moral? Lo que sigue pertenece al intento por parte de Foucault de responder a lo largo de los ochenta a dicho interrogante. Se trata de dos de los cursos que, en el marco de la cátedra de «Historia de los sistemas de pensamiento» que ocupaba Foucault en el «College de France» desde diciembre de 1970, sirvieron de avance de lo que sería más tarde su ensayo "Le souci de soi"; tercera parte de una Historia de la sexualidad que nunca llevaría a término según el plan previamente delineado. A pesar de ello, los dos últimos volúmenes de la «obra» conllevan no sólo la reconsideración de un proyecto en barbecho desde 1976, sino la reorganización histórica y el desarrollo ontológico de una problemática que ya se vislumbraba desde "La voluntad de saber": la necesidad de pensar la relación habida entre sujeto y verdad como hermenéutica de sí. Síntoma de ello es el primero de los textos aquí presentados, «(Subjetividad y verdad» (Annuaire du College de Franee, 1981, pp. 385-389), que recoge brevemente las conclusiones e intenciones del curso celebrado durante los años 1980-1981.

    Como el propio Foucault muestra a lo largo del artículo, no es suficiente con decir que el sujeto se encuentra configurado dentro de un sistema simbólico. El sujeto se constituye y problematiza de continuo mediante prácticas reales, susceptibles de ser analizadas históricamente, que hacen uso de dicha trama simbólica. Esta tecnología de sí pone de relieve el carácter ya siempre "in fieri" del sujeto para Foucault. Es cuando menos problemático, corno ha indicado Deleuze, pensar que la "Historia de la sexualidad" contenga una «filosofía del sujeto» al uso: «sujeto» en "Le souci de soi" mienta siempre un proceso de subjetivación, una relación con uno mismo, no un principio constituyente que dé cuenta de todo aquello que puede considerarse corno objeto de conocimiento. La historia de la «subjetividad» trazada aquí por Foucault pasa necesariamente por el análisis de la experiencia que el sujeto hace de sí mismo. No se busca desvelar una identidad presuntamente escondida ni decir lo no-dicho acerca de la persona, sino historizar el propio concepto de «persona», pensando de nuevo aquello que hayamos de entender por sujeto y poniendo de relieve el juego de verdad en el que éste es capaz de conocer(se). Notémoslo nuevamente: se trata de reconsiderar históricamente la noción de «sujeto» a través del examen de las prácticas de formación, cuidado y cultivo de sí en que éste se constituye, es decir, se trata de hacer explícitas sus condiciones de posibilidad para de este modo alentar el surgimiento presente de lo que Foucault denomina «estética de la existencia», un arte de vivir que conlleva asimismo la apertura de un espacio en el que llevar a cabo una reescritura efectiva, elegante, de la propia acción. En este sentido se enmarca el segundo de los textos aquí presentados: «La hermenéutica del sujeto» (Annuaire du College de France, curso 81/82, /982, pp. 395-406). Se intentaba determinar en este ensayo (ciara precedente de la temática central de "La inquietud de sí") el conjunto de categorías de saber que entraban en juego en la "epiméleia heautoû", práctica generalizada del cuidado de sí durante los períodos helenístico y romano mediante la que la propia vida se convertía en objeto de conocimiento o de "téchne", en obra de arte a labrar a través de una intensificación de la relación con uno mismo, es decir, promoviendo aquellas formas de conducta mediante las que nosotros mismos nos damos a pensar como posible campo de acción. Para Foucault, la presencia de esta serie de prácticas en el proceso de subjetivación motivaba claramente una cesura en el sujeto; falla que no sólo atendía a la necesidad de cuidar de los otros ("epiméleia tôn állon"), sino a la urgencia de conversar consigo mismo, de dar testimonio de sí. Se trataba, como vemos, de atestiguarse a sí mismo: tarea «especulativa» mediante la que se llevaba a cabo el pleno dominio de sí, al tiempo que se confirmaba la irreversibilidad de nuestra fragilidad constitutiva. Por ello, en opinión de Foucauit, se han de fraguar discursos saludables ("mederi animis") que atiendan a la propia alteridad, o mejor dicho, se ha de tramar uno mismo ("actor veritatis", sujeto omnipersonal) como un discurso razonable. Lo cual motiva que el quehacer filosófico cumpla en este punto no sólo una función pedagógica, sino medicinal: "Est profecto animi medicina philosophia". Nos percatamos, así, de la necesidad de ligar el cuidado de sí a un decir verdadero, a una acción ética, a un vivir soportable. Al cabo advertimos que la piedra de toque, para Foucault, es de nuevo la verdad ... allí donde aliente.


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