El camino de preparación hacia la celebración de la Asamblea Eclesial de Latinoamérica y El Caribe estuvo acompañado y guiado desde los inicios por un itinerario espiritual, a fin de que el Espíritu sea quien anime los pasos y favorezca una escucha que respire la voluntad de Dios en todo; expresada en las múltiples voces del pueblo y en la lectura de la realidad, con una interpretación creyente de los acontecimientos históricos. Todo camino sinodal requiere que la comunión de vida y oración, impregne y motive cada área de nuestra existencia, y nos ayude a desarrollar una espiritualidad encarnada, que abrazada por la mística y la profecía, propias de la Vida Religiosa, incida en la transformación de la realidad.
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