Carmen Claudín Urondo, Anna Korbut
La tela de araña de mentiras tejida por la propaganda de Rusia aprisiona los hechos para retorcerlos de forma que la realidad se oscurece, se distorsiona y se transforma en los mitos del argumentario del Kremlin, repetidos hasta la saciedad por el aparato de Estado y sus servidores mediáticos, encabezados por mérito propio por RT (antigua Russia Today).
Cuando Vladímir Putin anunció la decisión de reconocer la independencia de la parte ya ocupada del Donbás –discurso que marcó el preámbulo a la agresión militar a gran escala de Ucrania–, el presidente ruso afirmaba que las protestas del Maidán habían llevado a cabo un golpe de Estado y “los nacionalistas y las fuerzas políticas que los apoyaron acabaron (…) empujando al país al abismo de la guerra civil. Ocho años después, el país está dividido”. Y añadía: “El llamado mundo civilizado, del que nuestros colegas occidentales se autoproclaman únicos representantes, prefiere no ver (…), como si no existiera, este horror y genocidio al que se enfrentan casi cuatro millones de personas. Pero así es y solo por el hecho de que esas personas no estaban de acuerdo con el golpe de Estado apoyado por Occidente en Ucrania en 2014 y se opusieron a la transición hacia el nacionalismo agresivo y el neonazismo a lo neandertal, elevados en Ucrania al rango de política nacional. [Esas personas] están luchando por su derecho elemental a vivir en su propia tierra, hablar su propio idioma y preservar su cultura y tradiciones”.
Veamos pues qué nos dicen los datos y los hechos.
1. Las protestas del Maidán fueron un golpe de Estado, dirigido por fuerzas fascistas y de extrema derecha. Por eso, es un conflicto interno de Ucrania.
La tesis de una Ucrania dividida es muy necesaria para el Kremlin: así se presenta no…
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