Embriología:: desarrollo embrionario y fetal
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[1] Diplomado en Enfermería. Enfermero especialista en Enfermería Obstétrico- Ginecológica (Matrona). Licenciado en Antropología Social y Cultural. Profesor asociado de la Unidad Docente de Matronas. Hospitales Universitarios Virgen del Rocío. Sevilla. Servicio Andaluz de Salud.
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- Localización: Enfermería maternal y del recién nacido / coord. por Juana Macías-Seda, Juan Gómez Salgado, 2007, ISBN 8496690628, págs. 93-115
- Idioma: español
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Resumen
Los inicios del ser humano en desarrollo comienzan con la diferenciación especializada de las células sexuales masculinas y femeninas en gametos, que se unen en el momento de la fecundación para constituir el inicio del nuevo ser.
La gametogénesis masculina y femenina es un proceso madurativo aptitudinal que va a determinar el pleno desarrollo de los gametos masculino (espermatozoide) y femenino (óvulo). Este proceso es desigual y cronológicamente distinto en un sexo y otro, pero ambos van a experimentar la meiosis, consistente en una sucesión de divisiones celulares especiales cuya finalidad es reducir el número de cromosomas a la mitad. Así pues, los gametos masculino y femenino se compondrán de 23 cromosomas, por lo que serán células haploides.
El ovocito secundario es expulsado durante el momento de la ovulación y, captado por las fimbrias, llegará a la zona infundibular de la trompa uterina. Los movimientos peristálticos de la tuba le llevarán hasta el tercio externo de la misma, donde podrá ser fecundado. Por su parte, los espermatozoides, tras depositarse en la vagina, ascenderán a través del conducto cervical, atravesando la cavidad uterina hasta llegar a la zona tubárica, donde les espera el ovocito para su posible fecundación. La fecundación va a consistir en la fusión de ambos gametos, y desde este momento, hasta el final de la segunda semana del desarrollo, se puede hablar de periodo pre-embrionario.
La primera semana del desarrollo comienza con la amfimixia y termina con la implantación del blastocisto. El fenómeno que caracteriza a esta semana es la segmentación o división celular especializada. El cigoto va a pasar por distintos estadios: periodo bicelular, mórula, blastocisto o blástula y nódulo embrionario. Al final de la primera semana se va a implantar en la mucosa uterina.
Durante la segunda semana del desarrollo tiene lugar la diferenciación de la masa celular externa e interna, así como la formación de las dos hojas embrioblásticas y la aparición de un embrión bifoliado o bilaminar. Es el comienzo del desarrollo de dos cavidades de gran importancia: la vitelina y la amniótica.
El período embrionario que abarca desde la tercera semana hasta la octava, es el periodo de mayor importancia, dado que será definitorio en todo lo que acontezca con posterioridad. Es el periodo que denominamos de organogénesis.
El periodo fetal abarca desde el comienzo de la novena semana (tercer mes) hasta el final de la vida intrauterina, hacia las 38 semanas aproximadamente. Es un periodo madurativo y de rápido crecimiento del feto. Es menos lesivo en cuanto a posibles teratogénesis. Desde el tercer al quinto mes el crecimiento en longitud es importante, mientras que el incremento ponderal es más llamativo durante los tres últimos meses.
Las membranas fetales son tres: el amnios, la decidua o caduca, y el corion. La placenta va a derivar a partir del primigenio trofoblasto, siendo el órgano encargado de la nutrición, respiración y excreción del feto. Está compuesta de una parte materna (la decidua basal) y otra parte fetal (el corion frondoso). Entre la sangre materna y la sangre fetal se interpondrá la barrera placentaria.
La circulación fetal es una circulación adaptativa al medio interno materno, en el momento del nacimiento. La transición de ésta a una plenitud autónoma conlleva cambios espectaculares del patrón circulatorio y de las estructuras implicadas en el momento del nacimiento.
