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Reproducción y genética: reproducción humana

    1. [1] Hospital Universitario Virgen del Rocío

      Hospital Universitario Virgen del Rocío

      Sevilla, España

  • Localización: Enfermería maternal y del recién nacido / coord. por Juana Macías-Seda, Juan Gómez Salgado, 2007, ISBN 8496690628, págs. 37-62
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • La sexuación humana está condicionada por múltiples factores, de manera que se puede hablar propiamente de un sexo cromosómico, un sexo gonadal, un sexo genital, un sexo fenotípico, un sexo psicológico y los aspectos socioculturales de la sexuación humana desde las categorías de sexo/género.

      Desde la perspectiva de la sexuación gonadal, el estadio indiferenciado permanece hasta el final de la sexta semana del desarrollo embrionario y no permite determinar la futura sexuación definitiva, en un sentido u otro, del embrión.

      La diferenciación sexual femenina, a partir de la gónada indiferenciada, comienza a partir de la octava semana del desarrollo y va a quedar a expensas de los conductos de Müller, que además de originar el aparato urinario va a conformar el aparato genital.

      Los conductos de Müller o paramesonéfricos son conductos pares que se desarrollan a partir de la séptima semana, y que en la mujer van a formar parte de la vagina, el útero y los oviductos, mientras que en el hombre degeneran, si bien dan lugar al apéndice y a los testículos.

      Dentro de la reproducción humana van a tener un papel determinante los denominados ciclos reproductores femeninos: el ciclo ovárico y el ciclo endometrial. Ambos van a estar regulados por el sistema hipofisario y los factores liberadores hipotalámicos, que junto a las gónadas constituyen el conocido eje “hipotálamo-hipofisario-gonadal”; su interacción va a partir de los mecanismos de retroalimentación que se establezcan en cada momento.

      La finalidad del ciclo ovárico es proporcionar un óvulo válido para la fertilización, a través de un complejo proceso que tiene tres fases bien diferenciadas: desarrollo folicular, fase ovulatoria y fase de conformación del cuerpo lúteo.

      El ciclo endometrial o menstrual, por su parte, va a tener como finalidad suministrar un posible emplazamiento adecuado al óvulo fecundado. Tiene también varias fases bien establecidas, que son: la fase menstrual, la proliferativa, la fase secretora y la fase isquémica previa a otro nuevo ciclo.

      Las hormonas hipofisarias, la FSHy la LH, controlan el ciclo ovárico e inciden en la producción de estrógenos y progesterona por los folículos estimulados y el cuerpo lúteo del ovario. Por su parte, las hormonas ováricas, estrógenos y progesterona, controlan el ciclo uterino o endometrial.

      La diferenciación sexual masculina, a partir de la gónada indiferenciada, comienza a partir de la séptima semana del desarrollo. Conlleva un proceso de desarrollo testicular y formación de las estructuras reproductoras propias del varón, que se realizan a expensas del conducto de Wolff.

      Los conductos mesonéfricos o de Wolff van a conformar a nivel genital gran parte del aparato sexual masculino, dando lugar a los conductos deferentes, mientras que en la mujer degeneran.

      El aparato reproductor masculino está formado por una serie de estructuras u órganos internos y externos, cuya finalidad última es su perfecta ordenación para la fecundidad dentro del fascinante complejo de la reproducción humana.


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