Este artículo reconstruye el lugar que una parte de los intelectuales colombianos, los que podrían denominarse como progresistas, le dieron a la violencia como instrumento de acción política, en el periodo comprendido entre 1985 y la actualidad. Constata cómo entre ellos disminuyeron los apologistas de la violencia como agente creador de un nuevo orden, pero cómo esa actitud no dio lugar a un rechazo absoluto de ella, pues pasó a ser justificada como garante de unos cambios, imprescindibles, que por la vía normal supuestamente no eran posibles.
This article reconstruct the place that a part of Colombian intellectuals, who could be called progressives, gave to violence as an instrument of political action, in the period between 1985 and today. It notes how among them the apologists for violence as a creative agent of a new order decreased, but how that attitude did not give rise to an absolute rejection of it, since it became justified as a guarantor of some essential changes, which in the normal way supposedly they weren't possible.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados