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Resumen de Apuntes del natural: el cuaderno de dibujo y el aprendizaje personalizado

Antonio Gámiz Gordo

  • El arquitecto necesita expresar la realidad tridimensional en dibujos, que constituyen un lenguaje distintivo de nuestra profesión, con el que se expresa el pensamiento arquitectónico. Aunque los ordenadores son hoy una imprescindible herramienta gráfica, por sí solos no resuelven el problema de la adecuada percepción, análisis e ideación de la arquitectura, ni la integración de conocimientos arquitectónicos, cada día más especializados y fragmentados. En este sentido resulta fundamental el apunte del natural, que además de favorecer el desarrollo de la visión espacial, obliga a interpretar la arquitectura de forma intencionada y a comprender las esencias de lo percibido, mediante códigos gráficos personalizados. El lápiz mantiene hoy su plena vigencia en las Escuelas de Arquitectura junto a los últimos avances tecnológicos, pero el reducido tiempo de docencia contrasta con la naturaleza del aprendizaje gráfico, que requiere una prolongada experimentación, cierto tiempo de maduración y perseverante constancia. El cuaderno de dibujo facilita la exploración y acumulación de todo tipo de experiencias, incluso vitales, y su reiterada revisión crítica suele impulsar nuevas ideas. El objetivo es dibujar, se trata de entender el dibujo no como simple resultado, sino como un proceso de formación del pensamiento arquitectónico, como un medio para cultivar el conocimiento, la memoria y la imaginación. El apunte no es una simple percepción estética, es una visión comprensiva e integradora. El uso del cuaderno debe trascender la docencia del dibujo e implicar a todas las asignaturas y materias docentes, junto a las inquietudes más personales, sin olvidar el carácter lúdico del dibujo, más allá de la estricta disciplina.


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