Aunque pueda parecer extraño, para muchos de nosotros el término “fundición” se reduce a la imagen de un rótulo en una fachada (curiosamente, en muchos casos utilizando el término en plural “fundiciones”) y a polvo, suciedad y calor, acompañados por un olor especial... y problemas de contaminación. Pero estas fundiciones forman parte de nuestra historia industrial reciente, han dado trabajo a muchas familias, y todavía hoy forman parte de nuestro paisaje y de nuestro carácter como comarca.
El eje Elorrio-Iurreta concentra la mayor parte de dichas fundiciones, pero incluso en la misma capital comarcal, Durango, a pesar de su escaso terreno se asientan todavía hoy 2 fundiciones que dan trabajo a cerca de 300 personas.
A la hora de identificar las claves capaces de justificar su aparición y posterior desarrollo es necesario referirse, además de al azar, al papel desempeñado por ferrerías y herrerías.
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