En este artículo me propongo indagar los derroteros seguidos por los cadáveres en tres textos latinoamericanos recientes. La intuición que guía el texto es que ciertos materiales literarios hacen del cuerpo muerto un sitio de contestación e interrogación de las ontologías fundacionales propias de los actuales órdenes bio y necropolíticos. Dentro de la literatura por examinar, los cadáveres llevan consigo el índice de varias violencias, pero, al mismo tiempo, son portadores de una fuerza crítica y una contumacia que esas violencias no consiguen aplacar.
In the following article I task myself with inquiring the directions followed by the corpses in three recent Latin American texts: "La parte de los crímenes" contained in 2666 by Roberto Bolaño, Chicas muertas by Selva Almada and Voyager by Nona Fernández. The intuition that leads the text is that certain literary materials make of the dead body a place of response and interrogation of the foundational ontologies that belong to the current bio and necropolitical orders. In the literature examined, the corpses carry the index of several violences but at the same time are carriers of a critical strength and a contumacy that those violences do not manage to soothe.
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