Los casos de grandes empresas que falsearon sus estados contables, eludieron facilitar información relevante al mercado, pagaron desmesuradas remuneraciones a sus directivos y perjudicaron a sus accionistas han acaparado en este último tiempo una buena parte de los titulares de la prensa económica. La circunstancia de que cada nuevo escándalo supere al anterior, que estos se sucedan sin solución de continuidad y que tengan como protagonistas a unas compañías reconocidas -en algún momento- como paradigmas de éxito y ejemplos a imitar han añadido dramatismo a una situación, de por sí, ya muy preocupante. A tal punto que incluso algunos expertos han llegado a cuestionar la bondad del actual sistema económico.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados