Cada cultura categoriza los estímulos que perciben los sentidos de una forma particular. Estas distintas delimitaciones son evidentes en el color, ya que alrededor del mundo las culturas delimitan, nombran y simbolizan de un modo singular los matices del espectro cromático. En este artículo se definirán los colores nahuas conceptualizados en el siglo XVI, y para ello se analizará el Libro XI del Códice Florentino, en el cual se describió, en náhuatl y en español, el mundo natural. Las definiciones anotadas en este libro nos permiten conocer cómo nombraba los colores el pueblo nahua y el tono al que hacía referencia, ya que en la descripción de un animal o una planta permite relacionar la palabra empleada en náhuatl con el valor cromático al que se refiere y asignarle un valor RGB a cada tono. Por ejemplo, si en una descripción se menciona que las plumas de un ave son chichiltic, al ver un ejemplar de este animal podemos identificar el color al que hace referencia este término.
Este análisis muestra que los nahuas usaban el texotli (verde, azul y gris), el chichiltic (café, rosa, anaranjado y rojo), el coztic (amarillo, anaranjado y café claro), el tliltic (matices oscuros y negro) y el iztac (blanco y tonos claros), con lo cual definían toda la gama del espectro cromático. También existían términos que hacen alusión a un matiz específico; de estos, los casos más relevantes son el nextic (tonalidades cafés y grises) y el xoxoctic (tonalidades verdes). El análisis realizado también muestra que términos como tlaztalehualli (encarnado), xochipalli (anaranjado), camopaltic (morado) y quauhpachtli (café) son de poco uso, ya que estos matices se encuentran dentro de uno de los cinco términos básicos. Estas delimitaciones permitirán, en un trabajo futuro, vincular los términos del color con el contexto en el que se usan, y de este modo acercarnos al simbolismo de los diferentes colores.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados