La historia del decreto en Portugal adquiere nuevas dimensiones con la expansión marítina de los siglos XV y XVI y con el establecimiento de la Inquisición en Portugal. Estudiando las legislaciones del Reino y las reglas del Santo Oficio, percibimos que la mayoría de los expulsados a Brasil era castigada a causa de sus crímenes contra la moral y la religión. Para la Inquisición, el decreto funcionaba como un mecanismo de defensa contra la heterodoxia y, al mismo tiempo, servía como un procedimiento místico para la purificación de los pecados. Normalización social y expiación de los pecados se encajan perfectamente en la política colonizadora.
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