Este capítulo se concentra en la relación entre haciendas y pueblos por la posesión y el aprovechamiento del agua en la región cañera de lzúcar de Matamoros, en el estado de Puebla, México. Analiza la forma en que se resolvieron los conflictos por el dominio y el control del agua entre dos pueblos de Izúcar, San Luis Chalma y Ahuehuetzingo, y las haciendas cañeras propiedad de José y Ángel Díaz Rubín durante el régimen de Díaz. Se analizan dos casos: el acuerdo que José Díaz Rubín estableció con la junta auxiliar de San Luis Chalma entre 1887 y 1892 para garantizar la producción de la hacienda de Rijo, y el acuerdo que signó con Ahuehuetzingo en la primera década del siglo XX para ampliar los recursos hídricos de su hacienda de Atencingo. Destaca la negociación entre Díaz Rubín -hacendado e impulsor de la modernización tecnológica de la hacienda- y los diversos pueblos de la región. Se argumenta que los hacendados porfiristas de lzúcar no utilizaron la fuerza y la compra de tierras como el único mecanismo de posesión de las tierras y aguas, sino que debieron acudir a la negociación con los actores locales para tener acceso a los recursos hidráulicos.
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