Barcelona, España
El filme documental Béla Tarr, I Used to Be a Filmmaker (2013, dir. Jean-Marc Lamoure) muestra cómo el gran cineasta húngaro Béla Tarr (n. 1955) utiliza la cámara a ras de suelo (como Yasujirō Ozu), e incluso hundida en un hoyo realizado a propósito para rodar la secuencia de la colina de A torinói ló (The Turin Horse, 2011), su filme postrero. El propósito de este artículo es resaltar este hecho como una forma de muerte simbólica, la cámara-tumba, ejercicio ascético del «lazo con la tumba», pues todo el filme es un «reproducir la vida», según palabras del propio cineasta, a partir de las postrimerías, tipificadas por el omnipresente viento de lo Absoluto (el silbo del Silente), el desierto de la desolación y la pantalla en negro (visión desde la ‘tumba’, «el profundo silencio» de la voz en off), con la que se abre y cierra el filme.
The documentary film Béla Tarr, I Used to Be a Filmmaker (2013, directed by Jean-Marc Lamoure) shows how the great Hungarian filmmaker Béla Tarr (b. 1955) uses the camera at ground level (as Yasujirō Ozu), and even sunk in a hole made on purpose to shoot the sequence of the hill of A torinói ló (The Turin Horse, 2011), his later film. The purpose of this article is to highlight this fact as a form of symbolic death, the camera-tomb, an ascetic exercise of the «bond with the grave», since the whole film is a «reproducing life», in the words of the filmmaker himself, from the end, typified by the omnipresent wind of the Absolute (the whistle of Silent), the desert of desolation and the black screen (vision from the ‘grave’, «the deep silence» of the voice-over), with which open and close the film.
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