En este artículo se tratará de mostrar hasta qué punto y en qué sentido se puede considerar la filosofía orteguiana como una forma de antropología filosófica, explicando cómo su tratamiento de la técnica conforma el punto diferencial respecto del resto de propuestas de esta corriente. Para ello, expondremos algunas ideas del propio Ortega sobre el tema, contrastando su evolución intelectual con la del propio campo de la antropología filosófica; un campo cuya problematicidad añade varios grados de dificultad a este análisis. Concluiremos que la propuesta “antropo-técnica” orteguiana constituye, a la vez, un fiel reflejo de las discusiones de su tiempo –con Scheler y Heidegger a la cabeza–; pero, también, una concepción única por su tratamiento específico de la técnica y el lugar que se le otorga a esta dimensión.
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