El 27 de noviembre de 1700 sor Isabel Villanova, clarisa profesa en el convento de Santa Clara de Borja (Zaragoza), denunció ante el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Zaragoza a la anterior abadesa, sor María Teresa Longás. Esta religiosa, que había alcanzado gran notoriedad a raíz de las supuestas visiones místicas y experiencias sobrenaturales que decía tener, estaba bajo la sospecha de mantener una relación ilícita con su confesor y director espiritual, el franciscano fray Manuel del Val.
Ambos son los protagonistas de un largo proceso inquisitorial que, si bien fracturó a lo comunidad clariana y a la ciudad de Borja en su conjunto, no solo tuvo por objeto determinar la veracidad del espíritu virtuoso de la monja, sino clarificar una compleja trama de pasiones, envidias, recelos y traiciones en la que tampoco faltaron el posible aborto de una novicia, el robo del dinero del convento y el intento de asesinato de la delatora
On 27 November 1700 Sor Isabel Villanova, professed nun of the Order of St. Clare in the convent of Santa Clara, Borja (Zaragoza), denounced the previous Abbess, Sor María Teresa Longás, to the Tribunal of the Holy Office of the Inquisition in Zaragoza. The former Abbess had become notorious due to the supposed mystical visions and supernatural events she claimed to experience, and she was suspected of having maintained an illicit relationship with her confessor and spiritual director, the Franciscan Fray Manuel del Val. Both figured in a long inquisitorial investigation which, while dividing the community of Poor Clares and the city of Borja as a whole, aimed not only to determine the veracity of the virtuous spirit of the nun, but also to clarify a complex network of passions, envy, mistrust and betrayals where not even the possible abortion of a novice, the theft of money from the convent and an attempt to murder the delator were lacking from the plot.
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