Cuando su primera obra de teatro "La Cantatrice Chauve" fue estrenada en el Teatro de los Noctámbulos en el año 1950, se produjo un gran escándalo. El público asistió, paralizado, a una "anti-pieza" de un nuevo teatro. En Notas y Contranotas responde Ionesco a una encuesta publicada en L 'Expres del 1 ºde junio de 1961: "Agrego que, al ponerme a escribir, es claro, quería 'hacer algo nuevo'; pero no era ese mi propósito; más allá o a través o a pesar de las palabras habituales, quería sobre todo decir cosas y trataba de expresarlas. Se ha descubierto que yo estaba en la 'vanguardia', que hacía 'antiteatro', expresiones vagas, pero constituyen la prueba de que hacía algo nuevo. ¿La renovación técnica? Tal vez la tentativa de ampliar la expresión teatral haciendo jugar a los decorados, los accesorios, y mediante un juego simplificado, despojado, del actor. Los actores han sabido encontrar un estilo más natural y, a la vez, más excesivo, un juego entre el personaje realista y el títere: insólitos en lo natural; naturales en lo insólito."
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